Alemania

Hoy ha sido un día muy completo, la verdad. Una vez más, la organización alemana se ha superado.

Parecía que el tiempo iba a ser muy fresquito, con posibles lluvias, pero al final el sol alemán ha decidido sonreírnos una vez más. Menos mal, porque en el parque nacional lo habríamos pasado un poquito mal.

Lo más sorprendente es que este parque es en realidad un zoo (¿Y qué pinta Esther en un zoo? me preguntaba yo). Pero no un zoo convencional. Para empezar, los animales tienen un gran espacio natural por el que moverse, pero es que además, sólo tienen animales propios del hábitat en el que están. Vamos, que no hay delfines ni osos polares. Los animales están relajados y felices, se les puede alimentar. Cuando oyen la bolsita de comida se te acercan corriendo 🙂

Por supuesto, uno de los animales estrella en esta región es el ciervo. Y sí, había crías… Y nos hemos enamorado de ellas. Los que hayáis visto Bambi, entenderéis si os digo que me acordé de mi trauma infantil cuando matan a la madre. ¡Me abstuve de contárselo a los chicos!

También había un espectáculo de aves rapaces (como en el Safari Park de Madrid). Ha sido impresionante ver al buitre sobrevolar nuestras cabezas por un trozo de carne. Y tenemos fotos de Carmen y Andrés dando de comer a un gavilán 🙂

Después nos han llevado a un parque donde había una especie de montaña rusa, pero con trineos y los chicos se lo han pasado genial. Hemos comido y hemos descansado un poquito.

Y para terminar el día, hemos visitado el castillo de la zona, con unas vistas impresionantes de lo que antes era un río y ahora es un lago con una presa. Para poder llegar al castillo hemos utilizado un teleférico de lo más “vintage”. A simple vista, no daba mucha confianza, pero como somos unos valientes y aventureros, pues allá que fuimos. ¡Y mereció la pena! Las vistas desde el teleférico y el castillo son impresionantes.

Os pongo unas fotos del día y me despido por el momento, ya que no voy a ver a los chicos hasta el lunes. Van a pasar el fin de semana con sus familias alemanas, con las que están totalmente integrados. Ya me han dicho que os envían fotos de las actividades que hacen con ellos. Madre mía, me habría encantado ir a hacer miel o montar a caballo… Se lo están pasando genial… ¡Y yo también! Estos viajes son toda una experiencia, que además no van a olvidar en la vida, ni los recuerdos de lo vivido aquí ni todo lo que están aprendiendo.

Para terminar ya, me gustaría felicitaros a todos, tanto a los padres y madres, como a los propios alumnos. Son unos chicos y chicas muy sanos, con ganas de aprender, interés por lo que se les cuenta, divertidos, buenos compañeros entre ellos, educados y están teniendo un comportamiento impecable. Yo estoy encantada con todos ellos, y los demás profes de aquí también. Podéis y debéis estar muy orgullosos de ellos y de vosotros mismos por el gran trabajo que hacéis con ellos. Y no me enrollo más… Que descanséis…

PD me temo que no puedo subir las fotos. Ha llovido mucho esta tarde, con tormenta. No va bien internet y con la lluvia es peor, y como las fotos pesan más… Lo intento mañana otra vez. Disculpad el fallo técnico.

Hoy tocaba encontrarnos en el cole a las 08’15 para coger el minibus hacia Kassel a las 08’30. La primera sorpresa ha sido que los niños han preferido quedarse en clase hasta la hora de partida en lugar de esperarme en la cafetería. Ya les he dicho que espero el mismo entusiasmo en Madrid, pero creo que no ha colado…

En Kassel nos esperaba Christiane, una de las profes de español, que vive allí. Nos ha llevado hasta la guía que nos iba a hablar de la ciudad a través de la historia de los hermanos Grimm, que vivieron en Kassel.

De todas las ciudades que hemos visitado, creo que Kassel es la que menos nos ha impactado. La razón principal… ¡La lluvia! Ya nos habíamos acostumbrado al sol alemán y de repente… bajada de temperaturas y día pasado por agua. Aún así, las explicaciones de la guía han sido muy interesantes y la ciudad tiene mucho que ofrecer.

Una vez más, debemos agradecer a Carmen la traducción al español de todo lo que decía la guía. Ha hecho un trabajo increíble 🙂

Después de hora y media de visita guiada, tiempo libro… Para comer todos juntos unas pizzas deliciosas, hacer negocios con botellas reciclables (si tienes botellas de plástico y las llevas al supermercado, te dan 0.25c por botella. Andrés y Mikel vuelven con una muy pequeña fortuna, pero con la tranquilidad de haber ayudado al planeta), paseo y compras…

Mañana, visita al parque nacional… ¡Esperemos que salga el sol!

Hoy nos han llevado a Fritzlar y el medio de transporte no podía ser otro que una furgoneta Volkswagen… ¡Tan bonita! Guille y yo hemos decidido que queremos una furgoneta 🙂

En Fritzlar nos esperaba Frauke, la guía de la ciudad, con un español perfecto aprendido en Sevilla. Junto con Dolores, la profesora mexijana, nos ha llevado por las calles de esta preciosa y diminuta ciudad, contándonos su historia y anécdotas.

Hemos visitado la torre Gris, la casa del verdugo, la catedral católica (Fritzlar es una de las pocas ciudades católicas de esta región, pero la más importante, ya que el Catolicismo se instauró allí). La estatua de San Bonifacio, el monje irlandés que desafió a Thor para demostrar que su dios era mejor… Entramos en una casa antigua, ya reformada, pero que conserva los trazos originales de su construcción. ¡Qué vértigo ver las paredes y los suelos inclinados!

Al finalizar la visita por la ciudad, hemos tenido una hora libre en la que los alumnos se han paseado a su aire, han podido comer algo, hacer compras y ver la ciudad a través de su propia mirada.

Finalmente hemos regresado al colegio justo a tiempo para que los chicos pudieran encontrarse con los alumnos alemanes, incluso han podido entrar en alguna clase (por cierto, Silvia y Carmen me han pedido poder pasar más tiempo en las clases, porque les encantó la clase a la que asistieron ayer).

Han pasado una jornada estupenda y con la perspectiva de los planes de la tarde con sus familias. ¡Están encantados!

Hoy hemos madrugado para asistir a clase con los alemanes. Mientras los chicos experimentaban en el aula, yo me di un paseo por las instalaciones. El colegio consiste en varios edificios, cada uno de ellos dedicado a tareas específicas: cafetería, administración, aulas de música, de ciencias, de artes plásticas, etc… Y todo ello en un entorno de naturaleza como podéis ver en las fotos. Hacía un día tan bueno, que algunos profesores han aprovechado para dar la clase al aire libre.

Después de la primera clase, nos han invitado a la fábrica de caramelos. Dicho así, parece que nos ido a una zona industrial a ver la fabricación al por mayor de chuches, pero no. Ha sido toda una experiencia… Una fábrica pequeña, acogedora, decorada con objetos antiguos e imágenes de los hermanos Grimm, y dirigida por su dueño, un ex chef de cocina que decidió cambiar los platos de diseño por caramelos personalizados, a los que pone mucho amor y dedicación en su elaboración.

Fue una experiencia increíble, ya no sólo por el sabor de los caramelos, que estaban deliciosos, hechos con ingredientes naturales, sino por la elaboración en sí, y en la que pudimos participar.

Para terminar la visita, el dueño nos regaló una piruleta (que ayudamos a preparar) y unas bolsitas de caramelos.

Carmen hizo un trabajo fantástico de traductora 🙂

Y con esto acabó mi día, pero no el de los chicos y las chicas, que tenían planes muy interesantes con sus familias, como esquilar ovejas, recolectar miel o montar a caballo.

Hoy hemos ido todos juntos a Marburg. Los alumnos, con sus respectivos alemanes, y yo nos hemos subido al tren para encontrarnos con Diana, una profesora alemana con acento mexicano.

El día ha sido muy divertido e interesante.

Primero hemos visitado una de las catedrales más antiguas del país, la de Santa Elizabeth, donde Carmen nos ha instruído sobre la Reforma Protestante. Y sólo ha sacado un 8 en el examen de Historia… Ayyy…

Después, paseando, paseando… Y tras escuchar la historia de los hermanos Grimm y ver estatuas dedicadas a sus cuentos, hemos llegado al castillo que corona la ciudad. Subida cuesta arriba… Pero sólo por ver las vistas, ya ha merecido la pena.

Para el almuerzo, los alumnos han tenido su tiempo libre, para pasear y explorar la ciudad con sus amigos alemanes, probando comida típica y descubriendo rincones pintorescos.

Y por supuesto, no podía faltar el juego… Así que, aprovechando el día soleado que hemos tenido, hemos ido a montar en barcas de pedales en el río Lahn. Ahora veréis las fotos y os imaginaréis cómo han terminado 🙂

Y con eso, nos hemos dirigido a la estación para emprender el regreso a nuestros respectivos hogares de acogida. Justo a tiempo para evitar la tormenta que ha refrescado el ambiente.

Mañana nos espera un día más tranquilito, pero no menos interesante. !Ya veréis qué sorpresa os preparan los niños!

Después de pocas horas de sueño, nos encontramos en el aeropuerto de Madrid, medio dormidos, cambiando el nombre de la profe, y deambulando por la terminal, que entre sueño y excitación, no sabíamos a donde ir.

El vuelo fue muy bueno y tranquilo, sin turbulencias y con algunas risas. Y así, con ganitas, llegamos a Alemania, el país de la kartoffeln, donde nos recibieron muy bien, aunque sin conexión a internet (Oh mein Gott!).

Después de un pequeño retraso, por fin los alumnos y alumnas de Gredos pudieron reunirse con sus familias. Alegría, risas y abrazos en el andén de la estación. Y así nos olvidamos de catarros y sueño, impacientes por intercambiar anécdotas y organizar las actividades de los próximos días.

Os iremos contando y enviando fotos… Hoy la wifi no va muy bien.

¡Buenas tardes a todos!

Soy Esther, la profe de Inglés que acompañará a vuestros hijos e hijas a Alemania.

Mañana es el gran día, iniciamos la aventura alemana, con muchas ganas de aprender y compartir culturas.

Estaré disponible en el número de teléfono 655405514 para cualquier consulta o duda que surja. No dudéis en contactar conmigo.

Nos vemos mañana en el aeropuerto.

Un abrazo!